Preguntas frecuentes sobre inversión
[Owning great businesses is the average greatest opportunity to build long-term wealth.]
Empresario, inversor, hombre de negocios
y filántropo estadounidense
El mayor enemigo del ahorro es la inflación.
¿Qué pasa si tengo el dinero guardado?
Con una inflación del 3%:
- En 23 años tu dinero valdrá la mitad.
- En 30 años 1 millón de euros hoy tendrá un valor de unos 400.000 euros.
Cada situación personal es diferente y, cada individuo tiene unas obligaciones diferentes, por lo que generalizar es complicado.
El dinero en efectivo para atender gastos y deudas a corto o medio plazo siempre da tranquilidad. Esa tranquilidad es la que facilitará que seamos capaces a ceñirnos a nuestro plan en los altibajos del camino.
El inversor medio normalmente tiene todo (patrimonio, ingresos y derechos) concentrado en el país en el que vive:
- Sus rendimientos del trabajo, la nómina.
- Su mayor parte de ahorro, la vivienda familiar y las segundas residencias.
- Su futura pensión del sistema de pensiones, dependiente del mismo país.
Para evitar esta concentración excesiva al riesgo de un país especifico, tener una parte de nuestros ahorros invertidos en empresas globales es una de las maneras más eficientes de diversificar nuestros riesgos.
La variación en el valor de los activos es lo que nos tiene que preocupar y no tanto la variación en el precio. Hay que recordar que hay más cambio de precios de las acciones que información nueva de esas empresas.
A corto plazo (plazos de hasta 3 años), el riesgo de la renta variable es muy elevado (entendiendo riesgo como variación en el precio). Pero, en cuanto alargamos nuestro plazo de inversión, la rentabilidad de la renta variable y el riesgo se homogenizan.
Invertir en un piso puede ser una buena alternativa, pero hay que tener en cuenta de dónde salen la rentabilidad de este y sus riesgos.
La rentabilidad se apoya en los siguientes factores:
- Ahorro forzado vía amortización de un crédito hipotecario.
- Un apalancamiento (vía hipoteca), que no se suele dar en la mayor parte de los activos, que compra un inversor medio.
Los riesgos:
- Se trata de una inversión elevada para el ahorrador medio. Es difícil de diversificar.
- Si no se le da uso de forma continua, proporciona gastos recurrentes como la Comunidad de Propietarios, seguros, mantenimientos, suministros…
- En épocas de alto déficit por parte de los Gobiernos, es un objetivo muy fácil donde aumentar la carga fiscal: impuestos sobre la renta, IBI, etc.
- Trámites lentos y costosos en caso de impagos.
- Riesgo de ocupación y deterioro del mismo (lanzamiento, reparaciones…).
- Costes en caso de delegar la gestión del inmueble.
- Altos costes de compra/venta.
- Son activos relativamente ilíquidos, no se pueden comprar/vender rápidamente.
- Imposibilidad de desinvertir parcialmente en el caso que, en un momento puntual por cualquier motivo, nos interesase.
Esta estrategia consiste en aportaciones periódicas de la misma cantidad nominal (por ejemplo, 300 € al mes). De forma que, cuando el precio del fondo o las acciones está más elevado, se compran menos participaciones, y cuando el precio es más bajo, estamos comprando más participaciones o acciones.
El objetivo del DCA es reducir el impacto de la volatilidad. Todos los estudios demuestran que cuanto más tiempo estemos expuesto al mercado, mejores son los resultados. Con la DCA se intenta minimizar que el comportamiento del inversor tenga impacto en su rentabilidad.
Aportaciones periódicas que hacen que el inversor se sienta más cómodo puede ser muy interesante para muchos inversores.
Ya hemos visto antes, que cuanto mayor sea el horizonte temporal de la inversión, menor relevancia tiene el momento en el que se entra en el mercado.
Siempre va a haber una noticia para no empezar a invertir hoy.
Tendemos a pensar que habrá algún momento sin incertidumbre. En todas las décadas han surgido noticias para no haber estado invertido.
Desde que comenzamos con esta estrategia, a principios de 2017, no nos han faltado noticias para esperar un poco más: acababa de ganar Trump las elecciones americanas, unos meses antes se había aprobado el referéndum a favor del Brexit, unos meses más adelante EEUU empezó la guerra comercial con China y luego vino la pandemia del COVID.
Warren Buffett empezó a invertir justo con el ataque a Pearl Harbour, paso la II Guerra Mundial, la Guerra de Corea, Vietnam, la Guerra Fría, la crisis de los misiles con Cuba, el asesinato de JFK, intentos de asesinato de otros dos presidentes, 4-5 mercados bajitas, 6 recesiones, etc.
Sin embargo, la rentabilidad conseguida ha sido espectacular. Él no esperó a invertir, empezó con 11 años y ha sido el inversor más longevo conocido. Su éxito radica en la longevidad.
De haber empezado a invertir a los 30, con un capital de 30.000€, y haber dejado de invertir a los 65 (el momento que la mayoría esperamos jubilarnos), aún consiguiendo la rentabilidad excepcional de Warren Buffett (22% anualizada) «solo» contariamos con 38,5 millones de euros. Muy lejos de la riqueza estimada de Buffett en la actualidad de unos 85,5 billones (USD).
El secreto del interés compuesto es el tiempo.
Los fondos de gestión pasiva son una realidad y han llegado para quedarse. Los fondos comercializados en España muchas veces no han generado valor para el inversor.
Creemos que un fondo pasivo, contratado a un precio razonable, puede ser interesante. Eso sí, al igual que en la gestión activa, tanto el horizonte temporal como el comportamiento del inversor será determinante para el resultado final.
Hablar de fiscalidad en términos generales no es aconsejable y recomendamos que lo consulte con su asesor fiscal.
Los fondos de inversión poseen un régimen fiscal favorable puesto que permite planificar el pago del impuesto en el ejercicio fiscal más adecuado para el partícipe.
Un inversor en fondos no tributa en IRPF hasta que reembolsa.
El partícipe, persona física, puede cambiar de fondo sin tributar por ello, siempre y cuando destine el importe a REINVERSION en otro fondo.
Los traspasos entre fondos de inversión, realizados por personas físicas residentes, no tienen impacto fiscal en IRPF. En todo caso, la fiscalidad de este producto dependerá del régimen fiscal de cada cliente así como de sus circunstancias individuales y podrá variar en el futuro.
Las participaciones de los fondos de inversión no tributan cuando el importe obtenido es traspasado a otro fondo de inversión.
Solamente, se tributará tras un reembolso parcial o total.